sábado, 6 de julio de 2013

LOS ARGENTINOS ESOS JURISPRUDENTES


Los argentinos, esos jurisprudentes


de Enrique Porcellana (Notas) el viernes, 24 de diciembre de 2010 a la(s) 12:32
Los argentinos, nos hemos convertido en jurisprudentes, es decir: somos interpretes del derecho y consecuentemente "acomodamos" las leyes como se nos canta. Si alguna norma nos favorece, exigimos el cumplimiento estricto e inamovible, pero si la cosa viene en contra, desconocemos la legalidad, la cuestionamos o lisa y llanamente la infligimos con total descaro y desprecio. La famosa frase: "hecha la ley, hecha la trampa" , no hay dudas , fue creada en nuestras costas.
En la formulación de todo andamiaje jurídico, que rige la organización de un Estado, la ley surge, muchas veces, de los usos y costumbres,  luego el legislador redacta conforme los mecanismos legislativos y el poder de ejecución la pone en funcionamiento y vela por su cumplimiento.
Hoy pareciera, que la autoridad ejecutiva, mira para otro lado; y lo que es peor fomenta la ilegalidad, argumentando que el peticionar, justifica cualquier tipo de atropello, y delito. Claro, dicha justificación existe siempre y cuando se ajuste a mis intereses políticos.
La calle Bartolomé Mitre, está cortada, por voluntad de los familiares de las víctimas del incendio de la discoteca Cromañón, desde 2004, dicho corte genera un trastorno en la circulación del tránsito en la entrada a la Plaza Miserere; ¿ alguien puede decirme por qué permanece cortada ?, ¿ dónde está la autoridad ejecutiva que permite que esta situación se mantenga indefinidamente?
Nadie quiere asumir costos políticos, es decir el bien común, ausente sin aviso.... hay que pensar en las elecciones!!
El problema de la ocupación ilegal, no es novedoso, solo vasta caminar por barrios como Monserrat, San Cristobal, Almagro, Constitución, La Boca, si continúo podría nombrar toda la Capital, para ver la cantidad de casas tomadas ilegalmente, es innegable la existencia de un problema habitacional grave en nuestra ciudad, el Estado permanece ausente doblemente, permitiendo la ilegalidad y no haciendo absolutamente nada para paliar esta crisis.
La toma del Parque Indoamericano, fué una maniobra, entre el Estado Nacional y el de la Ciudad de Buenos Aires, por que los dos intentaron sacar rédito político sobre los cadáveres que quedaron tendidos en ese basural. Unos fomentando la toma a través de punteros y patoteros multifuncionales y los otros victimizándose, por la falta de medios represivos y de control, tratando de vender una imagen de orden público, órden que conocemos de memoria. La realidad, es que a ninguno les interesa nada de nadie, lo único que esperan son las elecciones y permanecer en el poder y ver como le pongo "la pata" al otro para que se caiga.
El uso mezquino que se hace de la necesidad de la gente es bochornoso, se llenan la boca con discursos de justicia social y orden y fomentan el delito y la muerte.
Hablan de unidad latinoamericana y hacen la vista gorda a una inmigración descontrolada, que son, en definitiva los que ponen los muertos. 
Pero claro, como en nuestro País hay temas que no se pueden tocar; no se puede hablar de la cuestión Palestina sin que te tilden de antisemita, no se puede hablar de la inmigración, sin que te traten de xenófogo. Es mas fácil caretear de" progre".
La pobresa no tiene nacionalidad, ni nadie pretende que se expulse a nadie, ya fueron expulsados, esta sociedad y su economía perversa se encargo de expulsarlos a ellos y a muchos de nosotros. Pero si queremos inmigrantes cuidémoslos, con leyes, para que no sean explotados como mano de obra esclavizada, para que no sean manipulados por sus propios compatriotas. Años atrás, murieron asfixiados en un incendio, inmigrantes bolivianos que trabajaban, en un taller textil con las puertas encadenadas, para que no se escaparan.
¿ Dónde está el control estatal sobre esa cadena perversa que culmina en Shoppins o en la economía en negro de La Salada, quién se beneficia haciendo la vista gorda?.
Un País sin ley, va camino al abismo, es blanco fácil de la reacción y del fracaso, no se puede vivir en una situación de injusticia permanente, por que fomenta luchas de pobres contra pobres, si no sabemos en donde están nuestros enemigos, no vamos a comer unos a otros, exijamos a nuestros dirigentes el compromiso con la civilidad, la vocación de servicio y enseñemos a nuestros hijos el respeto por la legalidad y por los semejantes
  

viernes, 28 de junio de 2013

Los perros aprendieron a cruzar la calle


de Enrique Porcellana (Notas) el miércoles, 10 de noviembre de 2010 a la(s) 0:39
 Hace un tiempo viajaba en un taxi por la Av. Rivadavia a la altura del cruce con la calle Yatay, de pronto el chofer hizo una maniobra como queriendo esquivar un bache, o algo así. Al superarlo, miré por mi ventanilla y comprobé que se trataba de un pobre perro muerto. Estaba acostado de lado, como durmiendo la siesta en una tarde de verano. De su boca salía un hilo de sangre rojo amarronada que serpenteaba, por el asfalto hasta el cordón de la vereda confundiéndose definitivamente con el agua mugrienta. Era un hermoso animal, grande, de pelo corto color beige y hocico largo y negro.
Tenía un rictus de dolor, acentuado por unos respetables colmillos, como si la fatalidad lo hubiera sorprendido en un gruñido,final y desesperado hacia el auto que venía a llevarse su vida, ahogando quizás un ladrido de bronca ante tanta mala leche. Llevaba un viejo collar de cuero, lo que hacía suponer, que alguna vez fue mascota (que mal suena esa palabra) o simplemente perro con "cama adentro".
El tránsito hacía cabriolas para evitar pisarlo y sin querer, el centro de la avenida se transformo en efímera capilla ardiente,donde el desafortunado can acaparaba las miradas piadosas y lastimeras de todo el mundo.
En la vereda opuesta, había dos perros sentados mirando shockeados y con los ojos fijos en el cuerpo inmovil, sin comprender el error del amigo.
La imagen del desdichado, me trajo el recuerdo infantil de perros aplastados en el adoquinado de las calles del barrio de Parque Chacabuco. Permanecian  varios dias allí, hasta que las tripas y el cuero peludo terminaban mimetizándose con el gris del granito por las constantes pisaduras de las ruedas. Los chicos nos sentábamos a esperar que algún automovilista desprevenido les pasara por arriba, y cuando esto sucedía, gritábamos y nos retorcíamos asqueados.
Sin embargo, he podido comprobar, que estos fatales accidentes no son tan corrientes como antes, y concluyo que estos fieles amigos deben haber desarrollado, con el correr de las generaciones, algún talento oculto que les ha salvado sus vidas. Talento digo, enriquecido por el estudio, autodidacta por cierto, de la educación vial.
Yo he conocido a un pequeño perro negrito, que cruzaba con singular maestria, el intrincado y peligroso ramillete de esquinas que convergen en el cruce de las avenidas Juan B. Justo y San Martín. El maravilloso can, sabía descifrar las luces del semáforo y utilizando la linea peatonal cruzaba a paso firme y veloz llegando sano y salvo. Yo me pregunto: ¿cómo hacía este animalito para distinguir el verde paso, del rojo peligro?, si los perros, dicen, no distinguen los colores.
Quizás asociando el movimiento de autos y peatones con la posición que ocupan las luces, o a lo mejor, simplemente siguiendo a la gente. Las especulaciones pueden ser múltiples, pero lo que no cabe dudas, es que ha disminuido los perros aplastados en las calles, y ese es un dato muy alentador. Definitivamente estos animales deben haber desarrollado con los años algún tipo de mutación psicogenética, que les ha permitido alcanzar un nuevo conocimiento; en el sentido darwiniano de la superioridad del más apto, de su adaptación a un medio hostil y conflictivo o a lo mejor son más "piolas que antes". Esto quizás escapó a mi análisis, que en realidad, son más los fieles peludos  que eligen una vida más tranquila, en el calor de una casa; una vida más burguesa en términos humanos, con menos peligros y zozobras, que una opción "libertaria", sin amos ni patrones, pero también sin el insustituible hueso con carne ni el insípido plato de Dogui

jueves, 27 de junio de 2013


El taller de Tito

de Enrique Porcellana (Notas) el domingo, 7 de noviembre de 2010 a la(s) 21:59
El taller de Tito estaba ubicado en la esquina de la calle Salas y el Pasaje Caricancha, en el barrio de Pque Chacabuco. Era un típico local de ochaba con una puerta central y dos vidrieras a cada costado, cuyos vidrios estaban pintados de verde hasta más allá de la mitad.
Lo mágico del taller, era que podia ser
 percibido desde lejos.Por ejemplo, si uno venia caminando por José María Moreno, al doblar por Salas escuchaba unos golpes acompasados provenientes de las máquinas, que eran como latidos de un gran corazón.
Al llegar, te encontrabas primero con una casa, en donde Tito vivió con sus viejos, y en donde falleció Don Manuel su padre y que luego, y durante muchos años tomaron por asalto unos "okupas" , que como sanguijuelas le fueron chupando la sangre y las esperanzas. Y el pobre Tito terminó acorralado en su taller y en un pequeño escritorio que daba al patio de la casa. El no se quejaba, del mal trato y del abuso, laburaba y laburaba, y se bancaba que los "okupas", que llevaban su mismo apellido, lo despreciaran y vivieran a expensas de su modesto taller
Entrar al Taller de Tito era toda una aventura, por las formas artísticas de sus máquinas, por los  olores indefinidos a hidrocarburos, goma, corcho, que había en el ambiente.
 A la derecha estaba el torno de banco, con el que Tito hacía milagros, desde complejas piezas de matrices hasta cañones de bronce en miniatura, mientras se acumulaban montañas de rebarbas de metal.
En una esquina, la sierra de calar, extraña, escapada de un proyecto de Leonardo Da Vinci, donde Tito modelaba desde los "sacabocados" , hasta ruedas para una carretilla de juguete o un bastón para Nélida, su amada, a la que él llamaba en raptos de amor francés y apasionado: "Marión".
A la izquierda su mesa de trabajo, abarrotada de herramientas y elementos varios, como un carburador de avión, hasta un cuaderno mugriento y con manchas de mate y grafito, donde anotaba quien  sabe que.Nunca encontraba nada, hasta que en un ataqué de locura se ponía a ordenar todo y la mesa quedaba milagrosamente limpia por media hora.Esa mesa era como un mostrador de novedades, por que todo lo nuevo o extraño que entraba en el taller iba a parar allí, así que cuando uno quería saber que había de nuevo, recurría a ese exhibidor y se ponía al día.
seguidamente, las maquinas de cortar, grandes monstruos ruidosos y golpeadores, dos mellizas y una nueva (lo unico nuevo, que había en ese taller)
Si uno dirigía la mirada al techo o al piso, el panorama era más o menos el mismo. El cielorrazo, descascarado y con los ladrillos a la vista y el piso alfombrado por los retazos de los distintos materiales que se usaban para cortar, lo que hacía que el suelo fuera mullido, pero peligroso
Sobre la pared y en una pequeña repisa estaba la "radio capilla", donde se escuchaba unicamente, lo que el socio de Tito le gustaba;" La gallina verde", "El Show del minuto", "Soldán esquina tango". Por que Tito tenía un socio, el jefe de los "okupas" es decir una especie de hongo parásito que vivió toda su vida a su sombra, un chaleco de plomo, un inútil arrogante y desagradecido, que nunca estuvo ni a la altura de sus medias suelas.
Un tipo al que Tito hizo socio sin ningún tipo de aporte de capital, ni de talento y que se convirtió rapidamente en un par exigente y déspota, en una máquina de impedir cobarde y pusilánime, que se dedicó a morder la mano que le dió de comer.
En el taller de Tito había  un calentador "Primus" de bronce y sobre él una pava ennegrecida por el ollín, donde se calentaba el agua para el mate que Tito tomaba durante todo el día a veces caliente y otras, la mayoria frappe.
Lo interesante del taller, era la fauna que la habitaba  y que venian a ganarse unos mangos, para arrimar a la jubilación como Reynaldo y Ovidio, un duo de jovatos escapados del Show de los Muppets, o "Fratelli" un taxista y empleado de Aerolineas Argentinas que vivía mangándole todo tipo de herramientas, para arreglar su Siam Di Tella, o el padre de Nicola que le pedía siempre la "pinza pico de papagallo", Izaguirre, un viejo vasco amargado que decía que cuando acompañaba a su esposa al cementerio, descuidadamente le pisaba la tumba a la suegra mientras decía: Ya no me jodés más!!!!., Baccaro un químico borrachín que fabricaba coñac y fernet y que siempre le traía uno nuevo para cotejar.
Tito, dejaba de trabajar, para ocuparse de arreglar las cosas que traían los vecinos o para convertirse en enfermero, aplicándole la dósis de insulina a una viejita que lo conocía de muchacho. Si los chicos del barrio corrian carreras con sus carritos, Tito les daba aceite para los rulemanes.Siempre había tiempo para el amigo y la familia, para conversar y para el mate.
En su taller, aprendimos a ser hombres mi hermano y yo, como obreros, compartiendo con él ese mundo de trabajo de alegrias y  de frustraciones, aprendimos la solidaridad y la amistad, como también el abuso y la injusticia de la propia sangre.
Cuando Tito se fue, funcionó brevemente en su taller un Jardín de infantes; que otra cosa más bella hubiera podido ocupar ese lugar, luego fue derrumbado.....Solo queda del taller el recuerdo, de aquellos que lo conocieron, y de él con  su    eterno guardapolvo gris o azul y sus anteojos en la punta de la nariz y su sonrisa y ese corazón que se escuchaba a una cuadra de distancia.